

Esta diatriba de nadar contra la corriente o navegar hacia el futuro, la podemos observar desde la siguiente analogía: estábamos acostumbrados a una fórmula, el mercado se nos presentaba como un río de amplio cauce, nosotros navegábamos en nuestra canoa, remando por esas aguas que aunque nos parecían rápidas y con mucha corriente, navegar por ellas no era tan complejo, el líder que nos guiaba iba en una lancha rápida más adelante que nosotros; pero por más que fuera rápido, no lo perdíamos de vista, lo que nos permitía ir resolviendo el día a día, los problemas que se nos iban presentando.